Martes 26 de Enero, día en el que he perdido otra parte de mi corazón, no lo pudimos evitar; pareciera que como si fuese ayer, cada uno de los abrazos y besos que tu me diste, que con solo una mirada decias mucho de cuanto nos querías, era ese toque de amor infinito que no he visto jamás en mi vida, quien siempre bendecía mi andar, quien en cada momento me agrego en sus oraciones, quien siempre se preocupo por cada uno de mis pasos, un amor incondicional que se podía sentir aun a través de un teléfono, un amor eterno que trasciende entre las inmensidades del cielo, esa voz que emitía paz y tranquilizaba mi ser, y que precisaba en mis momentos mas tristes un abrazo, una frase o una llamada, era su sentir de madre que en el momento justo contestaba sus llamadas y me reconfortaba.
A ti abuela querida, que el dia de mi boda nos llamaste, para darnos tu bendición, más un sentimiento de despedida se asentaba en esa conversación, tanto amor en en tus palabras, mientras que nos aseguraremos como una promesa, que en la próxima ceremonia ahi estarias en primera fila para llevarnos al altar, tu afirmación y el gusto de que así sucedería.
Es increíble que ahora estés en un mejor lugar, nos tomaste por sorpresa pues un sentimiento me hacía creer que solo era un pequeño tropiezo de salud; no puedo pedirte que me cuides, pues estoy satisfecho con el inmenso amor que supiste colocar en cada rincón de mi corazón, de mi alma, yo me quedaré con la mejor imagen, el mejor recuerdo, el mejor cuidado, el mejor abrazo y las mejores palabras, indescriptible el sentimiento, pero mas indescriptible es que tu recuerdo siempre me lleva a tus bendiciones y al calor de tus abrazos.
Un beso hasta el cielo y que Dios te recompense por entregar ese gran amor.