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sábado, 7 de diciembre de 2019

El Mensaje

...el brillo de una luz que iluminaba con todo su esplendor, nos encaminó en medio de la obscuridad plena y densa, hasta llegar al final del mensaje, dejándonos con un vacío enorme y con un sentimiento que nos ahoga dentro de un vaso.

Segui la luz y pregunte si también podía ir, más una voz fuerte y gruesa dijo: "aun no era el fin de los tiempos", desobedeci, hasta que las fuerzas se me agotaron y a pesar de andar contra las leyes de la naturaleza y su contracorriente, camine hasta parar siguiendo con la mirada la luz, viendo así que la obscuridad perdía también su fuerza y se desvanesía en el cielo mismo quien se ilumino, y abrazando mi ser, y agradeciendo la corta estadía cubierta de anhelos, ilusiones y buenos deseos.

Desperté solo, en una realidad dura, mi cuerpo abatido no podía levantarse, a pesar de mi alma que no quedaba una sola gota, la fuerza de voluntad y el mensaje de ese bello ser, me hizo recobrar el coraje para ponerme en pie, pues sabia que debía luchar por alguien más.

El destino me seguirá golpeando más de una vez, pues en esta burbuja llena de dolor, desde que nacimos entendimos que el sufrimiento es algo que debemos enfrentar, y que las cosas maravillosas hay que disfrutarla aunque sean en momentos muy cortos...

Gracias por todo, y en el fin del tiempo te alcanzare, para seguir en búsqueda de la felicidad luchando como guerreros.

miércoles, 22 de mayo de 2019

Miradas

Una alarma en medio de la madrugada, chillante y estremecedora, tal como los gritos que suelen escucharse en los velorios, un despertar abrumador y con escalofríos, lleno de agonía y lúgubre oscuridad, da inicio a un andar sin rumbo pero familiar, mi hogar que aunque difiere de mucho también es conocido pero no acogedor.

A través de las ventanas se desliza una luz tenue, que baña las superficies negras de las paredes para darme indicios de cómo salir, una escalera larga en forma de espiral, así como mi mente se encuentra tras este desvelo, me indica que hay que descender, los escalones desmoronándose ante mis pisadas, otros con fango, como si fuese un pantano, intentando hundirme, me apresuro, ya no hay mas luz.

Suelo firme pero inquietante, como la atmósfera que se respira, el miedo se siente, se palpa, me sabe, mi andar se guia por lo que se filtra de la lluvia que me ofrece la luna, unas cortinas ligeramente cerradas bañadas en un rojo carmesí, y un portón a lo lejos me anuncia que hay que salir.

Unas pisadas fuertes y un gruñido de algún animal desconocido se pasea por el piso de arriba, mis pasos no pueden ser mas lentos, como si tratase de correr en el agua, mi corazón tal tambor fuera, suena y delata mi camino, dentro del horror al ser cazado, esta un respiro, no es más rápido que yo.

 Cada paso lastima, el suelo no es suelo, es como si haya sido remplazado por una malla de acero, me hunde y me hace tropezar, cada ves un hedor a putrefacto me cobija, combinado con una clase de oxido, un pasillo que conduce a la única salida visible se comprime hacia mi, brazos saliendo de las paredes, ojos entre ellos, me miran fijamente, un fuerte sonido tenebroso, como el canto de un órgano viejo, resuena y vibra haciéndome perder mi control.

Los brazos cada vez se acercan mas hacia mi, las paredes navegan entre el suelo, una marea las acerca y las desliza hacia atrás, paso a paso me acerco mas a esa puerta, hasta que llego, empujarla es como si tratara de tirar un roble, imposible de abrir, las miradas están a centímetros de mi, no puedo mas, me recargo y cierro mis ojos tan fuerte, tan pronto como el amanecer dura, mi cuerpo cae entre la nada, la penumbra me abraza un rezo fuerte se escucha por toda la obsuridad, cantos y llantos golpean mis oidos, abro mis ojos y no es mas que una reunion.

Mi familia esta... llorando mi muerte!